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La Responsabilidad del Hombre

La Responsabilidad del hombre

FILIPENSES 2:13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.

En el Tema anterior consideramos la cuestión de la voluntad humana. Hemos visto que la voluntad del hombre natural no es soberana ni tampoco libre, sino más bien es sierva de su naturaleza caída y del pecado. Hasta que sea instruido por Dios “el hombre natural negará que el pecado haya esclavizado tanto su mente como sus emociones y su voluntad.

El hombre caído se jacta de su “libre albedrío”, cuando en realidad está en servidumbre al pecado y es llevado cautivo a la voluntad de Satanás . (2 Timoteo 2:24-26  Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;  (25)  que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,  (26)  y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.

Pero si la voluntad del hombre natural no es libre, ¿significa entonces que no es responsable por sus hechos?

Las Escrituras hablan continuamente de la corrupción moral y de la ruina espiritual del hombre. También declaran que el hombre es incapaz de hacer el bien espiritual, pero esto no significa que las Escrituras nieguen que sea responsable. Más bien, hablan continuamente de sus deberes hacia Dios y hacia su prójimo y exigen una obediencia perfecta a los mandamientos de Dios. Entonces, el asunto más difícil es definir la relación entre la Soberanía de Dios y la Responsabilidad del Hombre.

Muchos en su afán por mantener la verdad de la responsabilidad humana, terminan negando de una u otra manera la Soberanía de Dios. Estas personas dicen que si Dios fuera a ejercer un control directo sobre la voluntad humana, el hombre quedaría reducido a un títere o a un Robot programado. Por lo tanto, afirman que Dios no puede hacer más que advertir y exhortar al hombre; pues si Dios hiciera algo más directo, esto acabaría con la libertad humana. Otros han caído en el error del fatalismo; es decir, tratan de usar la Soberanía de Dios para justificar su desobediencia y pecado, como si Dios tuviera la culpa.

Podemos resumir la enseñanza Bíblica sobre este asunto con lo siguiente:

1- Dios es enteramente soberano, en todo sentido, sobre todas las cosas, incluso sobre la voluntad humana. Pero la soberanía de Dios no quita ni disminuye en forma alguna la responsabilidad humana.

2- Los hombres son completamente responsables; son responsables por sus hechos, son responsables de obedecer, de creer, de hacer la voluntad de Dios, responsables por todo lo que hacen. Pero en ningún sentido la responsabilidad humana quita o disminuye la Soberanía de Dios.

3- No existe contradicción alguna entre estas dos verdades. Pablo en Rom. 9:11-24 da una exposición de las dos cosas. Usted debería hacer un cuidadoso estudio de los argumentos presentados por el apóstol en Rom 9 en defensa de esta verdad. También muchos otros versículos declaran juntamente estas dos verdades.

Veamos por ejemplo

Hechos 2:23  a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;

Lucas 22:22  A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!

Hechos 4:24-28  Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;  (25)  que por boca de David tu siervo dijiste:

¿Por qué se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan cosas vanas?  (26)  Se reunieron los reyes de la tierra,

Y los príncipes se juntaron en uno

Contra el Señor, y contra su Cristo.  (27)  Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,  (28)  para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.

Hechos 13:45-48  Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.  (46)  Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.  (47)  Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.  (48)  Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.

2 Tesalonicenses 2:8-14  (8)  Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;  (9)  inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,  (10)  y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.  (11)  Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,  (12)  a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.  (13)  Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,  (14)  a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Ahora, trataremos con las siguientes preguntas:

1- ¿Cómo puede Dios detener a algunos hombres de hacer lo que ellos quieren e impulsar a otros a hacer lo que no quieren, y al mismo tiempo preservar su responsabilidad? (Es decir, considerarlos responsables.)

2- ¿Cómo puede el pecador ser responsable de hacer lo que por naturaleza es incapaz de hacer? ¿Cómo puede ser condenado por no hacer lo que es incapaz de hacer?

3- ¿Cómo puede Dios decretar que los hombres hagan ciertos pecados y después hacerlos responsables por cometerlos?

4- ¿Cómo puede el pecador ser responsable de recibir a Cristo y ser responsable por rechazarlo, cuando Dios no le ha elegido para ser salvo?

PRIMERO:

¿Cómo puede Dios detener a algunos hombres de hacer lo que ellos Quieren e impulsar a otros a hacer lo que no quieren, y al mismo tiempo preservar su responsabilidad?

En Génesis 20:6 leemos: “Y díjole Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te Permití que la tocases.” Aquí tenemos un caso claro en donde Dios detuvo a Abimelec de pecar, impidiendo que hiciera lo que de si mismo hubiera hecho. (Vea también los capítulos 22 al 24 de Números y 2 Crónicas 17:10 como ejemplos cuando Dios detuvo el pecado.) Si Dios puede hacer esto, mucha gente se pregunta, ¿Por qué entonces no detuvo a Adán de pecar? ¿Por qué no detuvo a Satanás?

O como lo expresan muchos en la actualidad, ¿Porqué permite que ocurra tanto sufrimiento y maldad en el mundo? Algunos responden diciendo que Dios quiere detenerlo pero no puede, porque no puede violar el “libre albedrío” humano sin reducir al hombre a un robot. Tal respuesta es absurda e indigna de Dios. ¿Quién es el hombre para decir que el Todopoderoso Dios quiere pero no puede hacerlo? La respuesta Bíblica apropiada es que tanto el pecado como la caída de Adán son usadas para manifestar mejor la sabiduría y los buenos propósitos de Dios. Entre otras cosas, el pecado provee ocasión para que el amor y la superabundante gracia de Dios sean manifestados. De otra manera sería imposible conocer atributos de Dios, como el amor, la misericordia, el perdón, la paciencia, su longanimidad, su ira, justicia, favor, gracia, santidad, bondad, celo, fidelidad, etc. Entonces seriamos verdaderos robots y marionetas que no conocen a Dios, porque habrían atributos imposibles de conocer, comprender y mas importante experimentar. El amor tiene que ser expresado, Porque Dios es Amor. Por favor entienda, no es que Dios tiene amor, El es Amor en esencia, por eso se da así mismo.

¿Cómo es posible que Dios detenga a los hombres de pecar sin interferir con su libertad y con su responsabilidad? La respuesta se encuentra en una comprensión de la siguiente pregunta: ¿En qué consiste la verdadera libertad moral? La libertad moral consiste en la liberación de la esclavitud del pecado. Esto es lo que Cristo expresó en Juan. 8:36, “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Es decir, entre más sea librado del control del pecado será más libre.

Los hombres tienen una definición falsa de la libertad, porque creen que la libertad consiste de ser libres para pecar. La Biblia afirma que el pecado no es libertad sino esclavitud. Esto es lo que Cristo dijo en Jn.8:34: “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace (practica) pecado, es siervo de pecado.”

El hombre natural supone que la única libertad se encuentra en el hecho de no estar bajo ninguna autoridad, ni bajo el control de nadie salvo uno mismo, cumpliendo los deseos de su propio corazón. (Antropocentrismo) No obstante, este tipo de “libertad” en realidad resulta ser la peor esclavitud y miseria que se pueda experimentar.

¿Acaso significa que Dios no es libre por no hacer lo que es malo? Ciertamente no. Más bien es libre porque tiene el poder de no hacer lo malo. Por lo tanto, cuando Dios interviene y detiene a los pecadores, tampoco esto disminuye ni quita su verdadera libertad. El hombre ya estaba en esclavitud y entonces Dios no ha quitado nada al hombre, sino que ha aumentado su verdadera libertad. Entre más el hombre sea detenido de pecar y librado de la esclavitud del pecado, mas libertad tiene.

La oscuridad, más bien es la ausencia de Luz. Lo mismo que la maldad es la ausencia del bien.

SEGUNDO:

¿Cómo puede el pecador ser responsable de hacer lo que por naturaleza es incapaz de hacer? ¿Cómo puede ser condenado por no hacer lo que es incapaz de hacer?

Algunos han concluido erróneamente que la caída del hombre y su incapacidad espiritual ha terminado con su responsabilidad moral. Dicen que no es posible que el hombre sea tanto incapaz como responsable; dicen que esto es una contradicción. La Biblia responde que a pesar de su depravación y a pesar de su incapacidad, el hombre es enteramente responsable: responsable de obedecer el evangelio, responsable de arrepentirse y confiar en Cristo, responsable de dejar sus ídolos y someterse a Dios.

El hecho de que Dios exija al hombre cosas que éste es incapaz de hacer es una realidad; por ejemplo leemos en la Biblia, “amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”, “sed vosotros perfectos como vuestro Padre en los cielos es perfecto”, “arrepentíos y creed el evangelio”. El hombre que no ha sido regenerado es incapaz de hacer todas estas cosas, pero esto no cambia su responsabilidad y deber de hacerlas. Dios no puede exigir menos que la santidad y la justicia. Aunque el hombre ha perdido su capacidad, esto no ha anulado ni acabado con su obligación.

Las siguientes ilustraciones servirán para confirmar este punto:

1. Un borracho que atropella y mata a una persona al estar manejando su automóvil, no es considerado inocente (o no responsable), aunque no era capaz de controlar su vehículo.

2. El mentiroso que es controlado por la concupiscencia y el engaño, no puede dejar de mentir. Pero el hecho de que no puede dejar de hacerlo no lo hace inocente (no le quita la responsabilidad).

3. La segunda carta de Pedro nos habla de aquellos que tienen los ojos llenos de adulterio y no pueden dejar de pecar”. Pero esto no disminuye en manera alguna su culpa y su responsabilidad.

4. El argumento propuesto por los homosexuales en la actualidad es que son pervertidos por naturaleza y nacieron así. Por lo tanto dicen que no es posible que dejen su pecado. Sin embargo, Rom. l:26-28 dice que reciben en sí mismos la retribución debida a su extravío.

5. La excusa de aquellos que dicen: Así soy y no puedo cambiar, no sirve sino sólo para condenarlos. Recuerde que las personas no son juzgadas ni en lo natural por lo bueno que han hecho, sino por lo malo. No hay excusas de buenas personas ante un Juez Justo, Eres juzgado por el delito cometido, no por lo bueno.

6. La persona que tiene una deuda con otra la cual no le es posible pagar. La ley no la excusa por este hecho de su responsabilidad de pagar. En una forma semejante, Dios no ha perdido su derecho de exigir el pago aunque los hombres hayan perdido su capacidad de pagar. La impotencia humana no cancela la obligación ni la responsabilidad.

7. El hecho de que el corazón humano es depravado, el hecho de que ame el pecado y no pueda dejarlo, no hace en ningún modo que uno sea menos responsable de sus pecados. Si no fuera así, entonces entre más depravado y más endurecido que uno llegara a ser, menos responsabilidad tendría. En tal Caso, Dios no podría juzgar a nadie.

Es simplemente un argumento filosófico el que dice que la responsabilidad humana es limitada por la incapacidad. Este argumento conduce a una absurda conclusión de que entre más pecaminoso que uno fuera, menos responsabilidad tendría. El diablo es un buen ejemplo de esto. Nadie duda de la depravación total del diablo. No hay duda alguna de que aborrece a Dios, de que es incapaz de hacer el bien y aún incapaz de arrepentirse. Pero ninguna de estas cosas le hace menos responsable; por el contrario, aumentan su culpa y su condenación.

Ahora es necesario hacer algunos comentarios sobre la naturaleza de la incapacidad humana:

1- El hombre caído no sólo es incapaz de hacer el bien espiritual sino también es culpable de su propia incapacidad.

2- El hombre es culpable porque ha continuado en la misma rebelión de Adán. Este cayó voluntariamente y nosotros en él (Romanos 5:12  Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.). Pero hemos continuado en su rebeldía hasta el día de hoy. Cada ser humano ha participado voluntariamente en la misma rebelión de Adán. El hecho de que ninguna persona dejada a sí misma quiere arrepentirse y volverse a Dios es la prueba de su rebelión.

3- Es necesario entender la distinción entre la incapacidad física (natural) y la incapacidad moral (espiritual). Por ejemplo, hay una diferencia entre la ceguera de Bartimeo y la ceguera de aquellos que cierran sus ojos para no ver. Hay una diferencia entre los que son sordos de nacimiento y aquellos que tapan sus oídos para no escuchar la verdad. La capacidad natural (física) tiene que ver con las facultades que recibimos como seres humanos, por ejemplo: la capacidad de pensar, de hablar, de ver, de oír y sobre todo de escoger. Los hombres tienen mente y voluntad y la capacidad de escoger lo que quieren.

¿Cuál es entonces, el problema? El problema radica en sus deseos. “Por naturaleza los hombres no tienen el deseo de ser salvos; no quieren venir a Cristo. Esto es lo que Cristo señalaba cuando decía, “ninguno puede venir a mí, si no fuere traído por el Padre.” Jn. 6:44,65) Cuando la Biblia dice que los hombres no pueden venir, significa que la incapacidad es espiritual y moral. No pueden porque no quieren. Así lo dijo Cristo en Juan 5:40, “Y no queréis venir a mí, para que tengáis vida. “Los hombres no pueden por que aborrecen a Dios y aman sus pecados.

Juan 3:19-20  Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.  (20)  Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

Romanos 8:5-8  Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.  (6)  Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.  (7)  Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;  (8)  y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Esta incapacidad es moral y espiritual y en ella se encuentra la raíz de la depravación humana.

TERCERO:

¿Cómo puede Dios decretar que los hombres hagan ciertos pecados y después hacerlos responsables por cometerlos?

Para contestar esta pregunta vamos a considerar la traición y la crucifixión de Cristo. El Antiguo Testamento profetizó que Cristo sería traicionado Zacarías 11:12  Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata.

Y que también sería muerto (Isaías.53).  En Hechos 2:23 se declara, “A éste (Jesús), entregado por el determinado consejo y providencia de Dios, prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole;” Note que los hombres son inculpados por aquello que fue predestinado por Dios. También Hech. 4:27-28 dice, “Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y el pueblo de Israel, Para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho.”

Fue el propósito de Dios que Cristo muriera crucificado. Sin embargo, el propósito de los hombres al traicionar y crucificar a Cristo NO FUE PARA OBEDECER A DIOS, sino más bien una manifestación de su odio y rebeldía contra él. Judas mismo confesó sus malvadas intenciones en Mateo 27:4, “Yo he pecado entregando la sangre inocente.” Por este motivo Judas fue condenado por Dios. La traición de Judas formó una parte del plan eterno de Dios, pero esto no libró de su responsabilidad. Cristo mismo afirmó este punto en Lucas 22:22 diciendo: “El Hijo del Hombre se va por el camino trazado desde antes. Pero ¡pobre del hombre que lo entrega!

¿Cómo se relacionan la soberanía de Dios sobre todo el universo, y la responsabilidad del hombre con respecto a sus acciones? Esa es probablemente una de las preguntas más difíciles en la teología cristiana.

No creo que podamos llegar a una respuesta definitiva a esa interrogante tan grande mientras estemos en esta vida, pero sí creo que las siguientes palabras de Charles Spurgeon, considerado por muchos como el príncipe de los predicadores, sean un gran avance y de mucha ayuda:

 Yo leo en un libro de la Biblia, “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Sin embargo, otra parte del inspirado Libro me enseña que “no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Veo en un lugar a Dios presidiendo en Misericordia sobre todas las cosas y sin embargo no puedo evitar ver que el hombre actúa como se le da la gana y que Dios ha dejado sus acciones, en gran medida, a su propio “libre albedrío”. Ahora, si yo declarara que el hombre es tan libre de actuar que no hay control de Dios sobre sus acciones, yo me estaría acercando peligrosamente al ateísmo.

Pero, si por otro lado yo declarara que Dios gobierna de tal manera sobre todas las cosas que el hombre no es lo suficientemente libre para ser responsable, me estaría aproximando casi simultáneamente al antinomianismo o al fatalismo. Que Dios predestina y que sin embargo el hombre es responsable, son dos hechos que muy pocos pueden ver claramente. Se cree que ambos términos son inconsistentes y contradictorios entre sí. Si luego yo encuentro que la Biblia enseña en una parte que todo ha sido ordenado previamente, eso es verdad. Y si encuentro, en otra parte de la Escritura, que el hombre es responsable por todas sus acciones, eso también es verdad. Es únicamente mi insensatez la que me lleva a imaginar que estas dos verdades se pueden contradecir mutuamente alguna vez. Yo no creo que esas doctrinas puedan ser ligadas alguna vez para hacerlas una sola sobre algún yunque terrenal; pero ciertamente serán una sola doctrina en la eternidad. Hay dos líneas que son casi tan paralelas que la mente humana que las sigue hasta el punto más lejano nunca descubrirá que convergen. Pero ciertamente convergen y se encontrarán en un punto en la eternidad, cerca del trono de Dios, de donde surgen todas Sus verdades. (Que están plasmadas en la Biblia)”.

Extraido de: LA SOBERANÍA DE DIOS – CAPITULO 9,  A.W  PINK  y (Tomado de Una defensa al calvinismo, de Charles Spurgeon. Puedes leerlo online aquí, y descargarlo en formatos EPUB y MOBI cortesía de Chapel Library)